"El campo es el mundo". De ahí que el ministro de Dios debe estar preparado para toda buena obra. Como "no sólo de pan vive el hombre, sino con toda palabra que sale de la boca de Dios", debemos conocer bien esa Palabra para llenar a capacidad la expectativa, no sólo del mundo mismo, sino la de Jesucristo que nos ordenó diciendo: "dadles vosotros de comer".